S.P.D.V.

Este cuaderno digital está dedicado a la Filología y al Maestro Juan de Ávila (1499-1569). Está editado en Madrid, por Julio C. Varas García y tiene vocación de ofrecer contenidos de forma periódica a todo aquel interesado en las Letras Humanas y Divinas.

domingo, 29 de noviembre de 2015

SAN JUAN DE ÁVILA Y LA VIDA CONSAGRADA

La declaración de San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia Universal en el año 2012 ha sido celebrada en varios congresos y jornadas de estudio. Como es costumbre en estas reuniones, algunas de las comunicaciones y conferencias se publican posteriormente en "libros de actas", números conmemorativos de revistas científicas o libros colectivos que tratan de recoger estas voces diversas en torno al tema común.


Universidad Pontificia de Salamanca. Calle de la Compañía, 5. Salamanca


Así ocurrió con la Jornada Académica que celebró la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca el 7 de octubre de 2013, en torno al tema "San Juan de Ávila, maestro de santos. Las relaciones entre el clero secular y la vida consagrada".

http://www.revistaecclesia.com/san-juan-de-avila-maestro-de-santos/

A pesar de que la Jornada tenía un carácter muy específico (como muestra su título), siempre pueden encontrarse en estas publicaciones artículos interesantes, algunas referencias que puedan iluminar aspectos controvertidos o menos estudiados. Al segador no le conviene despreciar ninguna gavilla antes de la trilla, ya se irán cayendo bastantes por sí solas cuando son acarreadas o en la era misma... Lo de "segador" lo explicaré otro día, pues es uno de los atributos con que la tradición ha considerado al Maestro Ávila.


J. Núñez Regodón y Lourdes Grosso, San Juan de Ávila, maestro de santos.
Las relaciones entre el clero secular y la vida consagrada
,

Salamanca: Publicaciones Universidad Pontificia, 2015, 179 págs.

El texto del volumen está estructurado en torno a dos ejes temáticos, que han sido adicionados por una parte introductoria (el Prólogo de Jacinto Núñez Regodón y la Presentación de Vicente Jiménez Zamora) y por una conclusión y epílogo (Elías Royón Lara y Lourdes Grosso). Esta estructura tan académica trata de unificar y dirigir el mensaje de esta jornada hacia la reflexión en torno a la vida consagrada y la aportación que la figura del Maestro Juan de Ávila puede realizar como nuevo Doctor Ecclesiae.

Los título de los artículos son los siguientes:

PRIMERA PARTE: PONENCIAS
1. Miguel Anxo Pena González: "Juan de Ávila: la persona y el tiempo".
2. Juan del Río Martín: "San Juan de Ávila y la reforma de la Iglesia".
3. Mª. Encarnación González Rodríguez: "El doctor Juan de Ávila: enseñanza y testimonio".

SEGUNDA PARTE: COMUNICACIONES
4. Manuel Ruiz Jurado: "San Juan de Ávila y los jesuitas".
5. José Luis Redrado Marchite: "La relación con San Juan de Dios".
6. Alfonso Esponera Cerdán: "San Juan de Ávila y los dominicos".
7. Jaime Pons Bosch: "Pervivencia y novedad del carisma de San Juan de Ávila en el Siervo de Dios José Soto Chuliá".

En efecto, la relación del Maestro Juan de Ávila con las órdenes religiosas es un tema largamente estudiado en la bibliografía avilina. A mí me gustaría algún día volver sobre la clasificación tradicional de la Literatura Espiritual en diferentes "escuelas" que dependen de la pertenencia a una u otra orden religiosa. 

Tras la muerte de Juan de Ávila, varias de ellas buscaron la cercanía con el Maestro Ávila. Su independencia en vida, su carácter y radicalidad, probablemente, hacen que viva y muera al margen de ellas, como un clérigo diocesano más.

Sin embargo, las relaciones con la naciente Compañía de Jesús y con la vetusta orden de Santo Domingo (Orden de Predicadores) se imponen como más evidentes. A la Compañía van a parar muchos de sus discípulos, aunque para ello deban marchar a Italia, donde no hay estatutos de limpieza de sangre. El mismo Maestro Ávila se relaciona con asiduidad con los jesuitas de Montilla y pide que su cuerpo descanse de tantas fatigas entre ellos. En cuanto a los dominicos, la cercanía con muchos de ellos en Sevilla y, especialmente, con fray Luis de Granada (su primer biógrafo) aparece también como muy evidente. 


Colegio de San Ildefonso (Un. Alcalá de Henares), donde probablemente fue colegial el Maestro Ávila


A mí me parece, sin embargo, que Juan de Ávila está en la órbita de los "hombres de Alcalá", educados en la philosophia Christi de Erasmo, en la renovación que viene desde el siglo anterior y que busca un cristianismo más auténticamente evangélico, más culto también y, desde ello, más cercano a las fuentes. Tal vez esta sea su "congregación". Pero de esto, más otro día. VALE.

sábado, 14 de noviembre de 2015

AMIGO DE SANTOS

EL OTRO DÍA quería haber conmemorado Todos los Santos escribiendo sobre Juan de Ávila. Y, aunque lo hice de alguna forma, no me dio tiempo a decir realmente lo que quería. Estos cuadernos digitales permiten volver sobre lo dicho, rectificar, tal vez nunca terminar de decir del todo.


Detalle de un retrato apócrifo de El Greco (1580), que la piedad ha atribuido a Juan de Ávila.
Museo de El Greco (Toledo).

La santidad de vida de Juan de Ávila debió de resultar muy atractiva para muchos de sus congéneres de la España de 1550. No solo hombres, sino también mujeres, como están reivindicando los estudios de la profesora Mª. Jesús Fernández Cordero (Universidad Pontificia de Comillas), desde hace algunos años. Y no solo en la Andalucía, más receptiva a las nuevas corrientes espirituales que la rancia Castilla desde la que se gobernaba todo. En primer lugar en Salamanca, en donde sabemos que estudió Leyes y, tal vez, realizó algún tipo de voto religioso. Después en Alcalá de Henares, donde coincidió con tantos de aquellos "hombres de Alcalá", admiradores de Erasmo y tal vez hartos de tanta "pureza" racial como imperaba en Castilla. Y, sí, al final en la Andalucía casi por evangelizar en algunas regiones y lugares, donde acaso no te preguntaban tanto por tus abuelos ni qué comías los sábados. En Sevilla, Écija y Palma del Río, en Granada, Córdoba, Baeza, Priego o Zafra, y tantos otros lugares. Finalmente, en Montilla, protegido por la Marquesa de Priego.

Muchos de estos "hombres de Alcalá" se refugian en Sevilla (Domingo de Valtanás, Constantino Ponce de la Fuente, Juan Gil, Julián Garcés...) Algunos, compartirán celda en el Castillo de Triana, pues los brazos de la Inquisición valdesiana eran muy largos y también querían "purificar" las tierras allende el Tajo. 

Castillo de San Jorge, en Triana, sede de las cárceles del Santo Oficio de la Inquisición


Pero a Juan de Ávila, como a Íñigo de Loyola, se le juntan amigos que quieren llevar otra vida y divulgar (entres tantas otras cosas) la oración mental, la doctrina cristiana, el estudio de la Escritura en la verdad de su propia lengua... A estos amigos, a esta espiritual amistad (si alguna no lo fuera), se refiere el título de esta entrada.

Hoy este concepto, como tantas otras cosas, puede que se nos haya quedado "rancio". Tal vez creamos que esta santidad es una aburrida vida dedicada a no mancharse el vestido con el barro del camino, o una serie de prácticas externas y vacías (que los admiradores de Erasmo también y más que nosotros despreciaban). Pero no, no es esto. La santidad no es / era  esto. Admira comprobar, no solo al estudiar un poco la vida del Maestro Ávila, la red de personas que mantienen contacto con él. Son personas que encuentran consuelo, ayuda, amistad, dinero, comida, cariño, sonrisas...





Hay, ciertamente, un Juan de Ávila penitente, austero, que renuncia a ser "príncipe de la Iglesia" y que ayuna interminablemente... 



Pero también existió otro Juan de Ávila. Amable, amigo de los niños, que enseña la oración mental a hombres y mujeres, que no hace ascos de codearse con prostitutas y pecadores públicos, que arriesga su vida y su fama por decir la verdad ante ricos y poderosos. Se parece a Jesús de Nazaret.

lunes, 2 de noviembre de 2015

TODOS LOS SANTOS

SANTIDAD y escritura, como dos categorías vitales, se encuentran asombrosamente unidas en muchos hombres y mujeres de la Iglesia Católica. La fórmula se repite desde la Antigüedad tanto en la Literatura Clásica (en lengua griega y latina), como posteriormente en las Literaturas Románicas y Modernas. Y sería largo dejar aquí una nómina, aunque lo puedo intentar a partir de las catequesis que dedicó el papa Benedicto XVI a los maestros y escritores cristianos de la Iglesia durante las audiencias de los miércoles de los años 2007-2011. [Actualmente están en línea, "alojadas" en la página web del Vatinano: https://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/audiences/2006.index.3.html]. 

La Conferencia Episcopal Española, a través de la benemérita EDICE, publicó una selección de ellas en varios volúmenes cuidadosamente preparados en la "Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis", donde trabajan personas tan competentes como Mercedes Gómez Triana o Juan Cerezo Soler.

Benedicto XVI, Grandes maestros de la Iglesia de los primeros siglos. Catequesis de Benedicto XVI. De San Clemente Romano a san Máximo el Confesor, Madrid: EDICE (Catequesis Hoy, 5), 2009.


Benedicto XVI, Grandes escritores de la Iglesia medieval. Catequesis de Benedicto XVI. De San Juan Clímaco al beato Juan Duns Escoto, Madrid: EDICE (Catequesis Hoy, 6), 2010, 332 págs.

Benedicto XVI, Grandes mujeres en la historia de la Iglesia. Catequesis de Benedicto XVI, Madrid: EDICE (Catequesis Hoy, 7), 2011.
Benedicto XVI, Santos Doctores de la Iglesia. Catequesis de Benedicto XVI, Madrid: EDICE (Catequesis Hoy,  8),  2013.
Aquí va la lista, reducida e incompleta, pues solo incluyo los que selecciona el papa más alguno más de mi cosecha, como homenaje a los santos que nos dejaron en sus palabras caminos para vivir y soñar.

MAESTROS
ESCRITORES MEDIEVALES
San Clemente Romano
San Ignacio de Antioquía
San Justino
San Ireneo de Lyon 
Clemente de Alejandría
Orígenes
Tertuliano  
San Cipriano
Eusebio de Cesarea
San Atanasio de Alejandría
San Cirilo de Jerusalén  
San Basilio
San Gregorio Nacianceno
San Gregorio de Nisa
San Juan Crisóstomo  
San Cirilo de Alejandría
San Hilario de Poitiers.
San Eusebio de Vercelli
San Ambrosio
San Máximo de Turín
San Jerónimo
Afraates el Persa 
San Efrén el Sirio
San Cromacio de Aquileya
San Paulino de Nola
San Agustín
San León Magno
Boecio y Casiodoro 
San Benito de Nursia.
Dionisio el Areopagita
Romano el Melode
San Gregorio Magno
San Columbano. 
San Isidoro de Sevilla 
San Máximo el Confesor
San Juan Clímaco
San Beda el Venerable
San Bonifacio
Ambrosio Auperto
San Germán de Constantinopla
San Juan Damasceno
San Teodoro el Estudita
Rabano Mauro
Juan Escoto Eriúgena
San Cirilo
San Metodio
San Odón, abad de Cluny
San Pedro Damián
Simeón el Nuevo Teológo
San Anselmo
San Pedro el Venerable
San Bernardo de Claraval
Bernardo y Abelardo
Hugo de San Víctor
Ricardo de San Víctor
Guillermo de San Thierry
Ruperto de Deutz
Juan de Salisbury
Pedro Lombardo
San Francisco de Asís
Santo Domingo de Guzmán
San Antonio de Padua
San Buenaventura
San Alberto Magno
Santo Tomás de Aquino
Beato Juan Duns Scoto

ESCRITORES Y SANTOS DEL SIGLO XVI: 

San Juan de Ávila, San Ignacio de Loyola, San Francisco de Borja, San Alonso de Orozco, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, Beata Sor Ana de San Bartolomé, San Pedro de Alcántara, Venerable Sor María de Jesús de Ágreda, Santo Tomás de Villanueva, San Juan de Ribera, San Juan Bautista de la Concepción, Santo Tomás Moro, San Juan Fisher...

Entre los escritores y maestros no todos son "santos" de altar y reliquia. Pero ya se sabe que son muchos más los que deben estar amaneciendo a otra vida menos "aperreada" y lábil que la que aquí llevamos, que aquellos cuyos nombres están escritos en el canon. 

A este grupo, claro perteneció también Juan de Ávila, que es quien me desvela a mí ahora, aquí.  No sé si este marchamo le ha favorecido en cuanto escritor o, por el contrario, le ha condenado al ostracismo de las Facultades de Filología Española. Porque, claro, si fue santo habrá que presuponer que no pudo ser buen escritor. ¿No? O, si fue buen escritor, habrá que presuponer que lo suyo, no, no puede considerarse "literario". ¿No? Porque, por supuesto, no pueden hacerse dos cosas a la vez: o se escribe o se reza. ¿No? Que se lo digan a Juan de Yepes, a Teresa Sánchez o a los Luises (de León y de Granada)...