S.P.D.V.

Este cuaderno digital está dedicado a la Filología y al Maestro Juan de Ávila (1499-1569). Está editado en Madrid, por Julio C. Varas García y tiene vocación de ofrecer contenidos de forma periódica a todo aquel interesado en las Letras Humanas y Divinas.

domingo, 24 de febrero de 2019

AD FONTES AVILINAS II

Santiváñez y la Historia de la Provincia de Andalucía de la Compañía de Jesús

Las diferentes historias y crónicas de la Compañía de Jesús contienen, entre numerosos datos, un filón de informaciones muy provechosas sobre Juan de Ávila y su obra. Algunas de ellas, son accesibles hoy en día en la web, donde van alojándose como en una biblioteca enorme y desordenada tantos libros y documentos valiosos.



Así ocurre con esta "Historia de la Provincia de Andalucía de la Compañía de Jesús por el P. Juan de Santiváñez, de la mesma Compañía de Jesús y provincia", que está dividida en tres libros, según parece redactada hacia 1600. La historia, autógrafa e inédita, se conserva en la Biblioteca de la Universidad de Granada (Caja B-048, 049 y 050) y está accesible en línea en el siguiente enlace: http://digibug.ugr.es/handle/10481/289?show=full. También se encuentra en el Archivo Histórico de la Compañía de Jesús (antiguo Archivo Histórico de la Provincia de Toledo S.I.), en Alcalá de Henares (Madrid).

Como muchos estudiosos de la obra del Maestro Ávila sabrán, esta historia jesuítica es una de las fuentes primarias más importantes de la vida del Maestro Ávila, utilizada profusamente por Luis Sala Balust en la "Introducción biográfica" / "Estudio biográfico" (ed. 2000-2004) que encabezaba las Obras Completas (1952). En ella señala que esta "Historia de la Provincia de Andalucía" se encontraba en la Biblioteca de la Un. de Granada y en el Archivo Histórico de la Compañía de Jesús, hoy en Alcalá de Henares (Madrid), con algunas diferencias en la distribución de capítulos.

Voy a transcribir --modernizando grafías, acentuación, separación de palabras y puntuación-- el comienzo del Capítulo 24 del Libro 2º, dedicado a la inauguración del Colegio de Montilla.


TRANSCRIPCIÓN


Juan de Santiváñez, "Historia de la Provincia de Andalucía de la Compañía de Jesús" (Bibl. Univ. de Granada, Fondo Antiguo, Caja B, 049), Libro Segundo, f. 88-88v.

Capítulo 26. Puéblase el Colegio de Montilla. Fruto de sus ocupaciones y ministerios. De su primero rector, el padre Alonso López.

1. Iglesia y casa se acabaron a un tiempo (aquella de labrarse; de acomodarse esta) por los fines del año de 1557, siendo vicario general de la Compañía por muerte de nuestro patriarca San Ignacio, el padre Maestro Diego Laínez; provincial de esta provincia el padre Bartolomé de Bustamante; y comisario en España San Francisco de Borja. Todos tres pusieron los ojos en la persona del padre Alonso López para que fuese rector del nuevo colegio. Con mucha razón, porque era hombre docto, de aventajada virtud y de prendas muy superiores para este y mayores cargos. Con los que ahora vinieron y los que se juntaron poco después, entrado ya el siguiente año se contaban catorce religiosos, cuyos nombres escribiera aquí si los hallara escritos. La estrena de fundación y de ministerios de Colegio hizieron el día solemne de la Circuncisión, primero del año de 1558.

2. Predicó este día --honrando el púlpito, la fiesta y nuestra religión, acompañando con tiernos afectos las palabras y causando en los presentes devoción y lágrimas-- el venerable padre Maestro Juan de Avila. ¡Ya se sabe qué sermones eran los de este nuevo apóstol! Esmerose mucho en este, en que grave y doctamente (a su costumbre) declaró al pueblo el bien grande que les resultaba a todos, chicos y grandes, de tener por vecinos y moradores a estos padres; y fundado ya en su lugar un colegio de la Compañía de Jesús, |

dijo que los de ella eran uns "esclavos públicos". Que cada uno de sus vecinos podía y debía hacer cuenta que tantos esclavos fieles y serviciales tenía a su disposición, cuantos eran los operarios del nuevo Colegio. Dio con ternísima devoción gracias a nuestro Señor, que le hubiese dejado ver esto. Abrió a todos su pecho y manifestó cuánto había deseado siempre y deseaba ahora ver esta santa religión introducida en el mundo; que se hallaba tan gozoso en haber con sus ojos visto esta nueva salud, esta Compañía de Jesuitas, religión de salvadores, que podía ya como en otro tiempo el anciano y santo Simeón exclamar: "Nunc dimittis servum tuum in pace, etc."

COMENTARIO

1. Hay que destacar, en primer lugar, el dato de que el Maestro Ávila predicó en la inauguración del Colegio de Montilla, el 1 de enero de 1558.

2. Llama la atención el interés grande del Maestro Ávila en defender la Compañía de Jesús. También la recurrencia a la figura bíblica de Simeón (¿alusión a su no escondido origen cristiano-nuevo?)

3. Por último, la figura del Maestro Ávila aparece en multitud de momentos en esta "Historia de la Provincia de Andalucía". En efecto, la relación con los jesuitas es tan estrecha, que me pregunto si el manuscrito de "Audi, filia" no llegaría a Alcalá de Henares por mano de alguno de los compañeros de San Ignacio, antes que por algún discípulo del Maestro Ávila. 

Espero, más adelante, poder ofrecer más noticias de este filón que las fuentes jesuíticas esconden. VALE.

domingo, 10 de febrero de 2019

AD FONTES AVILINAS - Semblanza jesuítica del Maestro Ávila

Nunca está de más recorrer el camino de vuelta a las fuentes. La búsqueda de información sobre el P. Jerónimo López S.I., autor del epitafio latino que acompañaba el sepulcro del Maestro Ávila, me hizo encontrar por el camino la Crono-Historia de la Provincia de Toledo S.I. (1710), de Bartolomé Alcázar, que contiene preciosas noticias sobre los primeros años de la Compañía de Jesús. 


Antiguo sepulcro del Maestro Ávila en la Iglesia de la Encarnación (Montilla), hoy Basílica de San Juan de Ávila. El epigrama latino del P. Jerónimo López S.I., en la parte inferior.

La figura del Maestro Ávila está presente en aquellos años, tanto por los intentos que se produjeron para que entrara él mismo en la Compañía (como parece que deseaba Ignacio de Loyola), como por sus discípulos y colegios, que ayudaron en los primeros tiempos a la "mínima" Compañía de Jesús.


El libro está dividido en décadas e incluye las noticias más importantes de la Provincia de Toledo S.I. de cada año. En el dedicado a 1569 aparece una semblanza del Maestro Ávila en la que, entre otras cosas, se repite el epitafio latino y la traducción que el Licenciado Luis Muñoz realizó en la Vida y virtudes del venerable varón el P. Maestro Juan de Ávila (1635). 


Baltasar Alcázar (1648-1721) incluye en su semblanza la información que ya desde el siglo XVII era común en cuanto a la biografía del Maestro Ávila. Después de la transcripción, comentaré algunos aspectos que me parece tienen mayor interés.




La fuente de esta semblanza del Maestro Ávila es la siguiente:

  • Bartholomé Alcázar S.I., Crono-historia de la Compañía de Jesús en la Provincia de Toledo y Elogios de sus varones ilustres, fundadores, bienhechores, fautores e hijos espirituales. Escrita por el P. Bartolomé Alcázar de la misma Compañía. Dedicada al Señor D. Francisco Xavier de Goyeneche y Balanza, Caballero del Orden de Santiago, del Consejo de su Majestad en el Supremo y Cámara de Indias, Tesorero en propriedad del mismo Real Consejo, etc. Segunda Parte. Con Privilegio. En Madrid: por Juan García Infançón, Impresor de la Santa Cruzada, año de 1710. [BNE 2/10146/10147] El ejemplar de la Segunda Parte está digitalizado por la Biblioteca Digital Hispánica, de donde proceden las imágenes que he utilizado para la transcripción.

TRANSCRIPCIÓN MODERNIZADA DE LA SEMBLANZA DEL MAESTRO JUAN DE ÁVILA

(Baltasar Alcázar S.I., Chrono-Historia de la Compañía de Jesús en la Provincia de Toledo y elogios de sus varones ilustres, fundadores, bienhechores, fautores e hijos espirituales, Madrid: por Juan García Infançón, 1710, Segunda Parte, Año 1569, Párrafo IV,  pág. 234-237

Criterio de edición: modernizo las grafías, puntuación, acentuación y separación de palabras según la "Ortografía" académica vigente (2010); no desarrollo las abreviaturas)



MVERTE Y ELOGIO DE
el V.M. Juan de Ávila y el summo 
aprecio que hizo y haze de su 
eximia santidad la COM-
PAÑÍA de Jesús.


Mas no podríamos pasar en silencio —sin omissión muy culpable— la preciosa muerte del V.P. Juan de Ávila | sucedida en Montilla, a 10 de mayo de este año [1569], así por ilustrar con su elogio, aunque muy sucinto, nuestra historia, como por significar la perpetua gratitud que le profesa nuestra mínima Compañía de Jesús y, privativamente, nuestra provincia de Toledo, a la cual enriqueció con algunos de sus mejores discípulos y por el influxo de otros se acrecentó de casas y colegios, como ya hemos visto.

Tuvo su primera cuna este admirable varón en Almodóvar del Campo, villa fecunda de varones santos, en este Arcobispado de Toledo, e ilustró el siglo pasado, estrenándole con su nacimiento en el día señalado con la estrella del Redentor del mundo, que le dio a conocer a los Sabios del Oriente como en anuncio de que había de ser antorcha de España y difundir en ella el esplendor de su santo Evangelio. Estudió las Artes y Teología en la insigne Universidad de Alcalá, haciéndose ya desde entonces venerar con sus costumbres de los mayores maestros y doctores, y admirar con la delicadeza de su ingenio y aprovechamientos en las letras. Deseoso de emplearlas en ganar almas a Dios, se ordenó de sacerdote y, repartida a los pobres toda su hacienda, resuelto a pasarse a las Indias con el Obispo de Tlaxcala, se fue a Sevilla. Pero conocida allí y apreciada su virtud y sabiduría por el V. sacerdote Hernando de Contreras, influyó este al Arzobispo que no defraudase a la Andalucía de la doctrina y ejemplos de aquel varón tan docto y espiritual que Dios le deparaba, por lo cual con precepto expreso le detuvo.

Predicó apostólicamente y con frutos y sucesos admirables en las ciudades y distritos de Sevilla, de Córdoba y de Granada, en Zafra y en otros lugares de la Extremadura. Vuelto a la Andalucía, evagelizó en Baeza; y habiendo estado diferentes veces en la ciudad de Montilla, hizo en ella asiento, y como última escala, para pasar de la tierra al cielo. En todas las partes a donde estuvo fue sol con su ejemplo, fuego con sus palabras, luz con sus escritos, a quien toda España y, en particular la Andalucía, debió celestial enseñanza y gran reformación de costumbres, con que ganó para el cielo ilustres almas. Porque trataba el negocio de Dios sin interés de la tierra, predicaba con espíritu de apóstol —y se grangeó este renombre—, despertando a los pecadores del olvido de su remedio y procurando que le buscasen y recibiesen en la frequencia de los Sacramentos,  de la Penitencia y Sagrada Eucaristía, con tan admirable suavidad y eficacia, que ni perdía lance ni se le malogró persona que de veras gustase una vez de su doctrina. Consiguió tales discípulos, que cada uno era viva copia y llama encendida en aquel volcán abrasado de amor divino con que ardía su pecho.

Fue muy uno en los deseos, como en el espíritu y celo, con nuestro P. SAN IGNACIO, pues toda su idea fue fundar congregación de sacerdotes y para la conversión de las almas. Y así, luego que la vio con efecto lograda en la institución de la COMPAÑÍA DE Jesús, la acreditó con sus palabras y encomios, la enriqueció con sus hijos y aun les dijo tal vez, enviándolos a la COMPAÑÍA: “Andad, que quizás seré yo como Jacob, que envió sus hijos delante y, después, se fue tras ellos”. El P. M. Nadal refirió á SAN IGNACIO cómo trató muchas veces el P. Ávila  con él de entrar en la COMPAÑÍA aunque, como humilde, le parecía que por muy anciano y enfermo no sería de utilidad sino de carga a la religión. | A que dijo el glorioso patriarca: “Quisiera el S. P. Ávila venirse con nosotros, que le trajéramos en hombros, como al arca del Testamento, pues se debe hacer diferencia de las personas”. En que su discretísima santidad declaró el gran crédito y estimación con que apreciaba la de este santo maestro.

Glóriase nuestra PROVINCIA DE TOLEDO de haber sido ennoblecida y santificada con su cuna y con algunos de sus heroicos discípulos, cuales fueron el P. Don Antonio de Córdoba, el P. Doctor Juan Ramírez, el P. Antonio Francisco Critana, su paisano y pariente (de quien hablaremos en breve) y otros de quienes ya llevamos hecha mención en esta Historia. Pasó a las moradas eternas en el día que dijimos [10 de mayo] y, para depositar sus venerables cenizas donde siempre tuvo el afecto de su corazón, las mandó enterrar en el Colegio de la Compañía de Jesús de Montilla. Abriose un arco en el lado de el Evangelio de la Capilla Mayor y dentro de él fueron colocadas en una caja poniendo delante una gran losa engastada en la pared, en la cual se grabó con hermosos y grandes caracteres el siguiente epitafio compuesto por la discreta y elocuente pluma del P. Gerónimo López de nuestra Compañía, y con gallarda propiedad le tradujo en castellano el Licenc. Luis Muñoz, dignísimo panegirista de este venerable maestro.

Magistro Ioanni Avilae, Patri optimo, viro integerrimo,
Deique amantissio, Filii eius in Christo
P.

Magni Avilae Cineres, venerabilis Ossa Magistri,
     Salvete, extremum condita ad usque diem.
Salve, Dive Parens [sic], pleno cui flumine coelum
     Affluxit, largo cuii pluit imbre Deus.
Coeli rore satur, quae mens tua severat intus
     Mille cuplo retulit faenore pinguis ager.
Quas Tagus,ac Baetis, quas Singilis alluit oras,
     Ore tuo Christum buccina personuit.
Te patrii cives, te consulturus adibat
     Advena, tu terris Numinìs instar eras,
Quantum nitebaris humi reptare pusillus,
     Tantum provexit te Deus astra super.

Ipse Lectori.

Avila mi nomen, Terra hospìta, patria Caelum,
     Quaeris quo functus munere? Messor eram,
Venerat ad canos falx indefessa seniles,
     Quae Christi segetes messuit innumeras.

En Castellano.
Salve, mármol sagrado, en quien ahora
urna feliz hasta el supremo día
cenizas del gran Ávila atesora.
Salve, padre y maestro,
en quien el cielo todo, por bien nuestro,
inundaciones de su amor llovía,
fecundó, pues, con celestial rocío
lo que en tu pecho mismo había sembrado;
a Dios dio fruto veces mil doblado,
que en mieses ya maduras
lo que te fía cobra con usuras.
Cuanta espaciosa vega
el Tajo y el Genil y el Betis riega
llenó tu voz del nombre
que el Evangelio aclama, de Dios hombre.
El santo desengaño
el natural buscaba, y el extraño,
en ti como espejo;
oráculo era al mundo tu consejo.
Y, cuanto procuraste
ser pequeño en la tierra en que dejaste
de tu humildad tan soberanas huellas,
tanto mayor subiste a hollar estrellas.

El mismo venerable padre al lector.

Ávila fue mi nombre, mi camino
la tierra en que pisaba peregrino.
El cielo era mi patria verdadera.
¿Qué oficio ejercité? Segador era;
de la incansable mano
nunca dejé la hoz, por muy anciano;
antes a Cristo di siempre constante
cosecha de sus mieses abundante.



 COMENTARIOS

  1. Lo primero que llama la atención es la ausencia de alguna referencia a las obras del Maestro Ávila: aunque se menciona la "luz de sus escritos", no se cita el título de ninguna de ellas.
  2. La semblanza está centrada en la relación que el Maestro Ávila mantuvo con la Compañía de Jesús, destacando cómo la favoreció con sus palabras y sus discípulos, de los que se mencionan tres: Antonio de Córdoba, el Doctor Juan Ramírez y el P. Antonio Francisco Critana (del que otro día daré noticia).
  3. Como en la biografía de fray Luis de Granada o del Licenciado Muñoz, no se hace referencia alguna al origen cristiano-nuevo del Maestro Ávila, aunque tanto las palabras del M. Ávila  como las de Ignacio de Loyola declaraban con meridiana claridad este origen. En efecto, tanto la referencia a "Jacob" y a "sus hijos", como la del "arca del Testamento" aludían en el lenguaje de la época a este origen judeo-converso, tal vez más racial en la época de lo que hoy podríamos pensar.
  4. Tampoco se menciona en absoluto el proceso inquisitorial que marcaría de por vida al Maestro Ávila y a sus obras. Vemos, pues, el intento de "limpiar" la imagen del Maestro Ávila de cualquier tacha de impureza o imperfección (racial, social, religiosa) que pudiera "desvirtuar" el ideal hagiográfico que poco a poco fue realizándose.
  5. Finalmente, quiero destacar las palabras de este elogio tan barroco y jesuítico que Baltasar Alcázar (que fue profesor en el Colegio de la Compañía en Madrid) redacta en este auténtico filón de noticias sobre el Maestro Ávila y sobre la Compañía de Jesús:
"En todas las partes a donde estuvo fue sol con su ejemplo, fuego con sus palabras, luz con sus escritos, a quien toda España y, en particular la Andalucía, debió celestial enseñanza y gran reformación de costumbres, con que ganó para el cielo ilustres almas" (pág. 235).