S.P.D.V.

Este cuaderno digital está dedicado a la Filología y al Maestro Juan de Ávila (1499-1569). Está editado en Madrid, por Julio C. Varas García y tiene vocación de ofrecer contenidos de forma periódica a todo aquel interesado en las Letras Humanas y Divinas.

lunes, 21 de abril de 2014

VETERUM SAPIENTIA

La lluvia tras los cristales me invita, una vez más, a meditar en las cosas importantes. Hace unos días, en alguna de mis erráticas navegaciones por la Malla Máxima Mundial, me encontré con una "Constitución Apostólica" que lleva por título "Veterum sapientia", la "sabiduría de los antiguos", del año 1962. En ella Juan XXIII, el promotor del Concilio Vaticano II, realiza una bellísima defensa de la lengua latina. De hecho, esta Constitución establece su estudio entre los sacerdotes y eclesiásticos de forma renovada y muy seria.


Me ha parecido conveniente entresacar algunos párrafos que quisiera compartir con vosotros aquí, en esta larga página digital. Con el Papa que convocó el Concilio Ecuménico, he experimentado que el estudio de esta lengua llevaba implícito el conocimiento de la sabiduría de los antiguos escritores; que su desconocimiento, también, supone el olvido de aquella venerable sabiduría. Pero esta verdad no le incumbe solamente a la Iglesia Católica (recuerdo también aquí que nuestro amado Papa Emérito Benedicto XVI realizó otra sorprendente defensa de la lengua latina al erigir el Pontificio Instituto de Latinidad); todos los amantes de la Verdad y de los Studia Humanitatis estamos comprometidos en ella. Así comienza este documento:

Veterum Sapientia, in Graecorum Romanorumque inclusa litteris, itemque clarissima antiquorum populorum monumenta doctrinae, quasi quaedam praenuntia aurora sunt habenda evangelicae veritatis, quam Filius Dei [...]  his nuntiavit in terris. [...]; ex quo illud factum esse patet, ut in ordine rerum christianarum instaurato nihil sane perierit, quod verum, et iustum, et nobile, denique pulchrum ante acta saecula peperissent.
La sabiduría antigua —encerrada en la Literatura Griega y Romana— y también los escritos preclaros de la doctrina de los pueblos antiguos, son tenidas como una aurora anunciadora de la Verdad del Evangelio que el Hijo de Dios [...] anunció sobre esta tierra [...] por este motivo, no se perdió con la introducción del Cristianismo nada de lo saludable que los siglos precedentes habían producido de verdadero, justo, noble y, finalmente, bello.

Tan sólo citaré aquí dos párrafos de este documento, que fue redactado mientras se preparaba la primera sesión del Concilio Vaticano II, cuya lengua oficial fue el latín. En primer lugar reproduzco aquí uno de los argumentos que utiliza Juan XXIII para promover la enseñanza del latín en los Seminarios. En el aprendizaje y el uso de esta lengua se encuentra, de forma natural, un saludable desarrollo de la inteligencia:

No hay nadie que pueda poner en duda la especial eficacia que tienen tanto la lengua latina en general como la cultura humanística para el desarrollo y formación cultural de los jóvenes. Pues ella cultiva, madura, perfecciona las principales facultades del espíritu; proporciona agilidad mental y exactitud en el juicio, desarrolla y consolida las jóvenes inteligencias para que puedan abarcar y apreciar justamente todas las cosas y, finalmente, enseña a pensar y a hablar con un gran orden.
Fijaos cómo todos los movimientos que en la actualidad promueven el aprendizaje del latín como lengua viva se encuentran en esta misma línea de pensamiento.

Por último, quisiera extractar también una reflexión del beato Juan XXIII que tiene mucho que ver con nuestros actuales hábitos culturales y el aparente triunfo (supongo que pasajero, también) de la tecnología en la vida cotidiana, que es una especie de oropel del hombre postmoderno. En el olvido y arrumbamiento del Latín y del Griego en nuestras instituciones educativas, en efecto, hay razones ideológicas:

Hay muchos que —extrañamente envanecidos por el maravilloso progreso de las ciencias— pretenden relegar o reducir el estudio del latín y de otras disciplinas parecidas... Nos, por nuestra parte, justamente debido a la insistente necesidad, juzgamos que hay que seguir un camino diverso: ya que en el alma penetra y se fija lo que más corresponde a la naturaleza y dignidad humana, con más ardor hay que adquirir cuanto forma y ennoblece el alma, para que los pobres mortales no se conviertan, como las máquinas que construyen, en fríos, duros y sin amor.

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